viernes, 25 de marzo de 2011

Os gusta la poesía?

Recuerdo que tenía una compañera en la academia donde daba clase que le hacía gracia que me fijara tanto en la luna cuando la veía en el cielo. Y lo curioso es que esta chica apenas me veía 5 horas, en las cuales estábamos metidas en la academia, y aún así, se fijó en que yo me fijaba en tales "cosas".

No sé, me gusta fijarme en cosas aparentemente normales o cotidianas...las fachadas de algunos edificios de Madrid, la luna, los atardeceres que veo desde la Plaza de Oriente, los pájaros que hay en los parques, las pinturas urbanas, las estatuas, la forma de algunos árboles, los chuchillos tipo "Pancho", ciertos escaparates...En fin, creo que ya se entiende lo que quiero decir.

Y me gusta también disfrutar de los detalles que regalan los días "aparentemente normales". Ayer fue uno de esos. Por la mañana tuve una entrevista de trabajo, ya lo conté y vale, eso no es tan normal, pero luego por la tarde, el día fue tranquilo.

Charly me dijo que eligiera un lugar para ir, pero que no le dijera cuál (lo solemos hacer: uno de nosotros sorprende al otro y vamos conociendo así lugares nuevos). El caso es que busqué un lugar donde hubiera música tranquila de fondo, jazz a poder ser, y encontré "El Despertar", que en la página web parecía un café con solera, pero luego el sitio no es que fuera antiguo, era viejo, como el señor que nos atendió, que parecía haber envejecido con el local. La música de jazz sí que sonaba, pero parecía que esta vez habíamos errado el disparo y "El Despertar" no nos despertó ninguna emoción.

En el bar no había más que una pareja que hablaba con el señor de la barra sobre el piso donde vivía la mujer, que si sabía si perteneció a un señor que ya murió, que si era la buhardilla, que si sabía el nombre de este señor...Luego entró un grupo con sus guitarras al hombro que iban a ensayar porque tocaban a las 21:30

Pero hete aquí que llegó un momento de esos a los que me refiero cuando digo "detalle de los días normales": una chica que entró con sus poesías impresas en pequeños trozos de papel que iba entregando a la gente a cambio de la voluntad. No es que fuera pidiendo, como hacen en el metro o el tren; era (como ahora he podido confirmar en una de sus poesías publicada en su blog) para que de alguna manera no se pierdan sus poesías. Me dio apuro porque me pilló en uno de esos momentos en que no llevo más que monedas de cobre (como digo yo) en el monedero; menos mal que vi el brillo de una de 20 céntimos, pero después de leer la poesía sentí que esa poesía valía mucho más.

"Os gusta la poesía?", nos preguntó. Sí, la verdad es que me gusta, pero no es mi género favorito, lo reconozco (en clase de literatura no me gustaba hacer los comentarios sobre poesías, porque salvando la parte métrica y ciertos autores, que conocía los símbolos y figuras que les gustaba usar, lo pasaba mal interpretando el significado de los versos). Pero, aunque es tan "poética" como toda la poesía que he leido antes, es curioso que la que me entregó - "Equivocados" - me llegó de manera especial, porque estoy intentando aprender de los errores, sobre todo, a aceptarlos y aceptar que todos nos equivocamos y que yo puedo hacerlo y que, de hecho, lo hago (sin ser algo imperdonable).

Para los curiosos que quieren conocer la poesía de esta chica: http://nohaymasalla-asana.blogspot.com/.

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