martes, 22 de marzo de 2011

Comienzos

Dicen que los comienzos nunca son fáciles y yo quiero comenzar, pero no se muy bien cómo. Hace tiempo que me ronda la idea de escribir un blog, pero no sé qué contar o, al contrario, se me ocurren demasiadas ideas y, al final, no me lanzo nunca.

Todos mis amigos me animan a que lo haga; será porque todos los días les achicharro con unos correos interminables y la manera "políticamente correcta" de decirme que hablo / escribo mucho es animarme a que haga un blog...jajajaja.

He pensado en contar mi experiencia como parada, pero tampoco sé qué contar, sino que todos los días me levanto y mi trabajo es buscar trabajo, pero sé que tengo que "cambiar mi puesto" y la situación no está fácil.

Yo soy traductora, pero en las agencias de traducción buscan gente con experiencia y si es posible que no cobren más de 6 céntimos por palabra, o menos, claro, porque ellos han tenido que lanzar ofertas a los clientes como si fueran tiendas de rebajas. Pero yo estuve 8 años traduciendo en Alcatel, supongo que eso es tener experiencia, no?...

El otro día, me dijo mi sobrina que con lo que yo he estudiado, no entiende cómo no encuentro nada...Qué bonita que es mi niña! alguien le puede contestar?

En fin, que me doy cuenta de que para amargar a la gente, pues no escribo un blog sobre este tema, verdad? Y como todavía no sé contar mi situación "laboral" con gracia, mejor y lo dejo.

Lo que sí me hizo reír fue que he estado haciendo pruebas para ver si tengo intolerancia a la lactosa (por prescripción médica) y es una tarea muy complicada (de hecho, esta semana tenia que hacer la misma prueba con el trigo, pero tengo que ir al Mercadona para aprovisionarme de productos "sin gluten" porque ésta es mas difícil todavía). El caso es que me he vuelto una maniática de las etiquetas y eso es algo muy peligroso.

Estaba en clase de yoga y entre meditación y meditación, empecé a planear lo que iba a cenar. La verdad es que mis cenas suelen ser sencillitas, así que me acordé de que había comprado por la mañana un espetec de la Casa Tarradellas bien tiernito y decidí hacerme un sandwich de espetec con una lonchita de jamón cocido y ummm, a saborear mi cenita!...

Bueno, como sé que la mantequilla no puede hacer más jugoso mi pan de molde, que últimamente está un poco seco, después de leer la etiqueta de la mayonesa y asegurarme de que no pone nada de lactosa (eso sí, contiene huevos de "gallinas camperas"), procedo a untar las rebanadas de pan. Y curiosa que me estoy volviendo, me pongo a leer los ingredientes del jamón (que en principio tendrían que ser jamón y sal, no?) y qué encuentro? que el aroma del jamón cocido Campofrío lleva derivados de la leche y soja!!! el aroma!!!! Diossss!!!

Y pienso "Total, es el aroma, no creo que haya que rayarse tanto con el tema, no?", así que sigo haciendo el sandwich y cuando voy a abrir el espetec leí la etiqueta. Y a que no sabéis qué es lo que lleva el espetec de Casa Tarradellas? Pues si!!! lleva LACTOSA!!!!! así como lo leéis!!! y claro, el colmo fue que el pan de molde "puede llevar trazas de sésamo y leche".

Pero es que ya no hay alimento que no lleve nada de leche!!!


Como "yo hablo tanto", tuve que llamar a mi madre para contárselo porque la verdad es que me resulto cómico. Yo que nunca leo las etiquetas, mira lo que me paso "el día que leí las etiquetas". Luego fue cuando pensé que podía contarlo en un blog.

Y hete aquí, que ya lo he contado. No sé si alguien me leerá, pero al menos yo ya lo he escrito.

Esto de los blogs no sabía que me podía venir bien para buscar trabajo (y al final hablo de mi situacion "laboral"), pero el otro día mandé mi curriculum a unas páginas de estas que están tan de moda ahora con descuentos diarios y valoraban tener experiencia como redactor en medios y publicaciones online, así que he decidido echarle morro.

Ultimamente le echo mucho morro, más del que es natural en mí, a todo. Resulta que en enero tuve una gran oportunidad: me di a conocer en una editorial de cuentos a traves de Facebook y nada más comenzar el 2011 me ofrecieron traducir un cuento que les había llegado de una autora estadounidense. El grito y el bote que pegué debió de notarse en todo el edificio y es que es mi TRABAJO SOÑADO. Vamos, no fue trabajo para nada, porque fue una bocanada de aire fresco hacer esa traducción; siempre me pasa cuando traduzco, que parece que alguien me pone una bombona de oxígeno, como la de los submarinistas. 

Y por eso he llamado a este blog así (quierovivirdelcuento), porque quiero traducir miles de cuentos. Es un sueño, lo sé, pero la vida es sueño...

No hay comentarios:

Publicar un comentario